La aventura de ser maestro
La aventura de ser maestro”, en este texto comparto con José M. Esteve, el término empleado en la ponencia, porque considero que ser maestro es una “aventura” y pienso que todo depende de nosotros los docentes, como queremos que sea esa aventura, está puede ser: Extraordinaria, como lo expresa el autor y “rozar cada día el cielo con las manos, y vivir con pasión…..” o peligrosa, cuando nos dice “que nos lleva al aburrimiento y a la ansiedad”. Una ansiedad que con el tiempo se convierte en frustración y hastió, es triste ver a docentes aún jóvenes físicamente, pero ancianos en espíritu, porque se equivocaron al elegir la docencia como profesión, sin tener vocación, y paciencia para comprender a esos adolescentes.
La aventura de ser maestro es una frase que expresa y guarda para mi todo un reto de infinidad de sentimientos como la emoción de cada día, de conocer algo nuevo e inesperado un reto por aprender de unas personitas con todas sus ganas de superarse y de no superarse también, con sus problemáticas existenciales y sus ansias de ser escuchadas nada mas y que te piden en ocasiones a gritos ayuda y en otras no me moleste y me viene a la mente en este momento, está frase que un director muy joven en mi plantel encontró no sé donde, pero que instituyó como frase en todo documento que emitiéramos y frase de la cual estoy convencida de que así debe ser. “la educación no debe ser concebida, sino como un acto de amor y buena voluntad hacia nuestros semejantes” porque si realizamos nuestro trabajo con amor, y buena voluntad lo estaremos disfrutando y lo que hacemos con gusto lo hacemos mejor.
Todo el texto expresa las realidades que de una u otra forma hemos vivido o percibido en algunos de nuestros compañeros, en el transcurrir del quehacer docente. Comparto también cuando dice “que hace falta un cierto sentido de la humildad para aceptar que tu trabajo consiste en estar al servicio” a veces como docentes se nos olvida que nuestro existir depende de los alumnos, y sin alumnos no hay maestros.
Y por el contrario cuando tu trabajo es reconocido, por los padres de familia, por tus propios alumnos y ex alumnos, entonces surge “El orgullo de ser profesor” como lo puntualiza Esteve, pero insisto no tenemos que trabajar para recibir reconocimiento, sino por el simple hecho de disfrutar lo que hacemos y sí lo hacemos con gusto y entrega será más reconfortante.
La aventura de ser maestro”, en este texto comparto con José M. Esteve, el término empleado en la ponencia, porque considero que ser maestro es una “aventura” y pienso que todo depende de nosotros los docentes, como queremos que sea esa aventura, está puede ser: Extraordinaria, como lo expresa el autor y “rozar cada día el cielo con las manos, y vivir con pasión…..” o peligrosa, cuando nos dice “que nos lleva al aburrimiento y a la ansiedad”. Una ansiedad que con el tiempo se convierte en frustración y hastió, es triste ver a docentes aún jóvenes físicamente, pero ancianos en espíritu, porque se equivocaron al elegir la docencia como profesión, sin tener vocación, y paciencia para comprender a esos adolescentes.
La aventura de ser maestro es una frase que expresa y guarda para mi todo un reto de infinidad de sentimientos como la emoción de cada día, de conocer algo nuevo e inesperado un reto por aprender de unas personitas con todas sus ganas de superarse y de no superarse también, con sus problemáticas existenciales y sus ansias de ser escuchadas nada mas y que te piden en ocasiones a gritos ayuda y en otras no me moleste y me viene a la mente en este momento, está frase que un director muy joven en mi plantel encontró no sé donde, pero que instituyó como frase en todo documento que emitiéramos y frase de la cual estoy convencida de que así debe ser. “la educación no debe ser concebida, sino como un acto de amor y buena voluntad hacia nuestros semejantes” porque si realizamos nuestro trabajo con amor, y buena voluntad lo estaremos disfrutando y lo que hacemos con gusto lo hacemos mejor.
Todo el texto expresa las realidades que de una u otra forma hemos vivido o percibido en algunos de nuestros compañeros, en el transcurrir del quehacer docente. Comparto también cuando dice “que hace falta un cierto sentido de la humildad para aceptar que tu trabajo consiste en estar al servicio” a veces como docentes se nos olvida que nuestro existir depende de los alumnos, y sin alumnos no hay maestros.
Y por el contrario cuando tu trabajo es reconocido, por los padres de familia, por tus propios alumnos y ex alumnos, entonces surge “El orgullo de ser profesor” como lo puntualiza Esteve, pero insisto no tenemos que trabajar para recibir reconocimiento, sino por el simple hecho de disfrutar lo que hacemos y sí lo hacemos con gusto y entrega será más reconfortante.
Saludos Yuly
Mi confrontación con la docencia.
En el foro “Como percibo mi docencia” comenté que desde niña me gustaba jugar a la escuelita, sin embargo cuando concluí la preparatoria, me incliné por entrar a la Universidad a estudiar la carrera de Derecho, porque también me atraía esa profesión, y pensé en estudiar Derecho e impartir clases en alguna escuela sobre las áreas afines a ésta. Después de reflexionar concienzudamente, opté por inscribirme en la Escuela Normal Superior del Sur de Tamaulipas, donde terminé la carrera de Profesor de Educación Media Superior con especialidad en Ciencias Sociales.
En agosto del 1985 cubrí una licencia por gravidez en el Cetis 20 en Ciudad del Carmen, posteriormente me ofrecieron horas en la Preparatoria Nocturna y en la Facultad de Ciencias Educativas de la Universidad Autónoma del Carmen (Unacar), entonces una alumna de esa facultad le comentó de mí persona al director del Cetmar No. 29, después de entrevistas me contrataron con una plaza de 30 horas en marzo de 1986; desde entonces soy docente de ésta institución, de la cual me siento muy orgullosa.
Considero que la docencia es una de las profesiones en la que debemos tener vocación, ya que el material con el que trabajamos, no es comparable con él de un ingeniero mecánico, por nombrar una profesión, nuestro material es humano y trabajamos con jóvenes en la etapa más crítica de su desarrollo, como lo es la adolescencia, en donde a veces sus intereses no son específicamente los de estudiar y prepararse para ejercer una profesión y superarse, sino todo lo contrario, divertirse es la prioridad, sin al parecer importarles mucho su educación; lograr influir en ellos para que estudien, se superen, tengan una mejor calidad de vida, se convierte en ocasiones en una tarea de titanes.
Como docentes tenemos un compromiso muy grande con ellos y con la sociedad, que nos los confía para formarlos de manera integral.
Después de estos años de labor docente, estoy más convencida que nunca que dedicarme a la docencia es lo mejor que me ha podido suceder, porque la educación es primordial e importante para el desarrollo económico, tecnológico, humano y social de toda nación, ya que a través de ella pueden resolverse los problemas más graves que los aquejan, como el hambre, las enfermedades, la injusticia, entre otros. Poder contribuir en la formación académica y humana de todos esos jóvenes que en algún tiempo estuvieron y están todavía frente a mí, ávidos de aprender o con la necesidad de ser escuchados como personas y haberles sido útil, es algo que solo pude y puedo seguir logrando en esta actividad tan extraordinaria.
Saludos
Yuly
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